Desigualdad no aportó para cumplir Objetivos del Milenio
Fernando Quiñónez
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En septiembre de 2000 los jefes de Estado de 189 países miembros de la Organización de Naciones Unidas aprobaron la Declaración del Milenio, una hoja de ruta del desarrollo para los siguientes 15 años. Precisamente la próxima semana, los mandatarios de estas naciones deberán rendir cuentas de cuánto se avanzó en estos tres lustros.
En el caso guatemalteco no se perciben avances sustanciales, y todo parte de un alto grado de inequidad que prevalece en el país. En el ámbito regional, todo apunta a un gran cumplimiento de estos ocho objetivos, aunque también hay grandes desafíos.
El secretario de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Sesán), German González, presentó en una sesión especial sobre inequidad en Unicef, en junio pasado, las grandes contradicciones del país.
En su presentación, recordó que el nivel de desnutrición crónica en menores de cinco años se encuentra en un 50%, solo por debajo de Burundi, Timor del Este, Nigeria y Madagascar. Incluso, Guatemala se encuentra muy por encima del promedio mundial (35%) y muy lejos del promedio latinoamericano que ronda el 10%. Entre ambos promedios se encuentran Honduras, Nicaragua y El Salvador.
González identificó las dos Guatemalas. La urbana, con un 34.3% de desnutrición crónica, pero la rural en la que un 58.6% la padece. La mestiza, con un 36.2% de malnutrición por carencia y también la indígena en la cual el porcentaje se eleva al 65.9%. El secretario, además, identificó a la Guatemala que con educación superior posee un 14.1% de desnutridos pero aquellos quienes no han pisado una escuela alcanza un porcentaje del 69.3%.
Yendo más lejos, la desnutrición pesa distinto según la población analizada.
Dentro del 20% de la población más adinerada, 14 de cada 100 personas presentan desnutrición. Pero, dentro del 20% de la población más pobre, la cifra se eleva a 69 de cada 100 personas.
Y, claro, esto se ejemplifica en dos municipios lejanos, no solo geográficamente. Guastatoya, El Progreso, tiene un 10.1% de su población con problemas de baja nutrición, pero en San Juan Atitán, Huehuetenango, es el 91.5% de sus habitantes. Y no es para menos que en el primer municipio citado predominan los mestizos, mientras que en el segundo, los indígenas.
METAS PROPIAS
Al inicio de la gestión de este gobierno, la promesa fue reducir la desnutrición crónica en 10 puntos porcentuales; del 48.9 según la Encuesta Nacional de Salud Materno Infantil (Ensmi) de 2008. Esta era una meta ambiciosa pero que invitaba a hacer, de verdad, un esfuerzo por hacer avanzar un carro estacionado por décadas.
Si bien la Sesán realizó tres encuestas en los 166 municipios priorizados para monitorear cuánto se estaba avanzando, solo se dieron a conocer los resultados de las primeras dos. En la segunda se mostró una reducción de 1.7% en 2013 respecto a 2012. El proyecto era realizar la cuarta encuesta a finales de este año.
Y es que precisamente el objetivo uno pretendía erradicar la pobreza extrema y el hambre. Pero en el país este grado de desigualdad hace que esta meta no se cumpla y en los últimos tres años han muerto más de 500 niños por desnutrición aguda.
No obstante, en el proyecto de presupuesto para 2016 presentado al Congreso por el Ministerio de Finanzas Públicas (MFP) el pasado 2 de septiembre, el Estado se plantea nuevos resultados estratégicos.
El primero que se busca es que “se ha disminuido la prevalencia en la desnutrición crónica en niños y niñas menores de 5 años en 5.4 puntos porcentuales (de 43.4% en 2008 a 38.0% en 2019)”.
Otro resultado propuesto es que para 2019 se haya disminuido la población subalimentada en un punto porcentual (de 14.7% en 2013 a 13.7%).
El Estado propone disminuir la población trabajadora que no percibe ingresos suficiente para adquirir los alimentos de la canasta básica alimentaria (CBA) en un punto porcentual, de 10.1% en 2011 a 9.1% en 2019.
Primeros objetivos
Pobreza y hambre
El informe América latina y el Caribe: una mirada al futuro desde los Objetivos de Desarrollo del Milenio, de la Cepal, refiere que respecto a la disminución de la pobreza, el 28.36% de los guatemaltecos vivía en 1989 con menos de $1.25 PPA (poder de paridad adquisitivo) por día y en 2011 bajó a 13.70%, alcanzando apenas la meta.
En el tema del hambre, el documento señala que “la situación en la región es muy heterogénea: 16 países han alcanzado ya la meta, 5 (Honduras, Suriname, Paraguay, Ecuador y Trinidad y Tobago) están muy cerca de lograrla, puesto que han logrado una reducción entre el 40% y 50%, y 6 países aún presentan este desafío (Colombia, Belice, El Salvador, Jamaica, Haití y Guatemala)”, donde nuestro país es el que más lejos quedó de llegar a este objetivo.
El objetivo 2 se planteaba asegurar que los niños pudieran terminar un ciclo completo de enseñanza primaria. El informe de Cepal resalta que en la región la tasa neta de matrícula es de casi el 94%, pero se ha mantenido alrededor de este valor desde 2000, lo cual indica que existe un estancamiento que impide alcanzar la meta de universalidad. El texto añade que solo seis países superan el 98% de la tasa de matrícula, el nivel establecido por la Unesco para la consecución de la meta, y nueve naciones de la región están por debajo del 90%, y Guatemala es una de esas nueve.
Avances dispares en cuanto a igualdad de género
La Cepal remarca que el progreso ha sido muy heterogéneo en la región. Los principales desafíos siguen siendo reducir las múltiples discriminaciones que experimentan las habitantes de zonas rurales, así como las mujeres indígenas y afrodescendientes; además, consolidar los logros ya alcanzados ante el riesgo de que se produzcan retrocesos.
En el mercado laboral, el informe revela que las mujeres siguen estando en desventaja con respecto a sus pares varones en lo referente a la trayectoria, acceso a remuneraciones equivalentes y el derecho a una pensión. En cuanto a la toma de decisiones, la Cepal aprecia un cambio de la cultura democrática de la región.
El objetivo 4, de reducir la mortalidad infantil, América Latina y el Caribe han logrado cambios sustanciales, superados únicamente por Asia Oriental, explica Cepal.
No obstante, solo cinco países han alcanzado la meta propuesta: Bolivia, Brasil, El Salvador, México y Perú que redujeron sus niveles de mortalidad en más de dos terceras partes, a este grupo, podrían sumarse Antigua y Barbuda, Chile, Cuba, Nicaragua y Saint Kitts y Nevis que están muy cercanos a la meta.
Agrega que cuatro países presentan tasas superiores a 30 muertes de niños menores de cinco años por cada mil nacidos vivos (Guatemala, 31, Bolivia, 39, Guyana, 36), y resalta la situación de Haití, que en 2013 registró un indicador de 72.8%.
Una de las herramientas que ha ayudado a reducir la mortalidad infantil es la campaña nacional de vacunación, y afirma que “todavía existen situaciones preocupantes en Guatemala, Haití, Perú, República Dominicana y Venezuela, con valores inferiores o iguales al 85% de la cobertura de inmunización contra el sarampión”.
Combate al VIH, paludismo y otras enfermedades
La meta 5 plantea reducir la mortalidad materna en tres cuartas partes y lograr el acceso universal a la salud reproductiva. En 2013, América Latina y el Caribe, en su conjunto, presentaba una razón de mortalidad materna del 85%, lo que equivale a una reducción del 39% de los niveles de 1990, pero muy lejos del 75% propuesto.
En este aspecto, Guatemala presenta una razón de 116 muertes por cada cien mil nacidos vivos, solo superado por Guyana (123) y Haití (157).
En general, se reconoce que las muertes maternas son prevenibles y están asociadas a complicaciones durante el embarazo y el parto, abortos inseguros, interrupción del embarazo o atención obstétrica de emergencia.
La mayoría de los países han aumentado sus niveles de atención médica; 18 países presentan valores superiores al 95%; 10 están entre el 90% y 95%; en Bolivia, Honduras y Nicaragua están entre el 80% y 90% mientras en Guatemala y Haití mantienen valores debajo del 70%.
En cuanto al combate del VIH y Sida, paludismo y otras enfermedades, la Cepal refiere que a 2014 la prevalencia de VIH en la población adulta de América Latina y el Caribe es del 0.5% con casi dos millones de infectados. La epidemia se concreta mayoritariamente en áreas urbanas, a lo largo de rutas comerciales y puertos de intercambio.
Añade que la tuberculosis continúa siendo un problema de salud pública para la región y cita estimaciones de la Organización Mundial de la Salud en la cual indica que Bolivia, Guatemala, Guyana y Perú presentan una prevalencia superior a 100 casos por cada 100 mil habitantes, mientras la tasa de incidencia en la región es de 44 y una prevalencia de 58.
Garantizar la sostenibilidad ambiental
En el último decenio, varios países lograron avances sustanciales en el desarrollo de legislaciones ambientales y en la creación de instituciones encargadas del manejo y gestión de los temas del medioambiente. Sin embargo, este esfuerzo no ha sido suficiente para garantizar un medioambiente sostenible.
Si bien los países han invertido en reducir la pérdida de la biodiversidad y los daños a los ecosistemas, sigue habiendo altas tasas de deforestación, pérdida de hábitat y de biodiversidad e incrementos en las emisiones de dióxido de carbono, entre otros fenómenos.
Aruba, las Bahamas, Colombia, Jamaica y Suriname son los únicos países que han logrado disminuir sus emisiones por habitante entre 1990 y 2011, mientras las naciones con menor consumo por habitante fueron Guatemala, Haití, Nicaragua y Paraguay, que registraron valores por debajo de una tonelada al año.
Por otro lado, si bien varios países presentan altas proporciones de población con acceso a saneamiento, todavía persisten situaciones que presentan desafíos significativos como El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Panamá, Perú, San Vicente y las Granadinas y Suriname, con valores entre el 60% y el 80%, así como Bolivia y Haití con valores inferiores al 50%.
Agrega que solo el 64% de las personas que viven en áreas rurales en América Latina cuenta con este servicio en 2015 y este porcentaje es inferior al 50% en Bolivia, Guatemala y Haití.
El octavo objetivo aborda aspectos con la creación de una alianza mundial para el desarrollo, no solo en lo referente a asistencia oficial, sino en el aumento del acceso a las exportaciones libres de aranceles para las naciones menos adelantadas.