Enanismo partidario y grandeza ciudadana
Una democracia saludable debe recuperar el espacio de poder local.
Manfredo Marroquín
El “momentum” ciudadano que experimenta el país desde el 25 de abril continua y esta vez se manifestó en las urnas abarrotadas de ciudadanos, que a la luz de los resultados obtenidos dieron una lección ejemplar al sistema de partidos políticos vigente , al haber castigado a los principales exponentes del sistema que ahora disputan el pase a la segunda vuelta con un escaso 20 por ciento cada uno, casi como premio de consolación.
Pero tampoco fueron favorecidos del todo el resto de partidos. Jimmy Morales que alcanzó la primera posición obtuvo un 23 por ciento de los voto, siendo el primero en pasar a segunda vuelta con un porcentaje tan bajo desde 1985. Si descontamos los votos nulos y blancos que sorpresivamente fueron menores a los de hace cuatro años, el resto de los 11 candidatos se reparten entre todos, apenas otro 25 por ciento.
El mensaje ciudadano quedó claro: todos los partidos son enanos sin el respaldo de los votantes y la única manera de crecer ya no será con el abono del clientelismo y la corrupción, deben honrar el voto ciudadano actuando responsablemente en los cargos que les han sido confiados temporalmente. La chequera en blanco se acabó y ahora todos están sometidos al escrutinio permanente que vigila su actuación.
El reparto plural de la representación en el Congreso, donde se favoreció a partidos pequeños que no crecían en el esquema clientelar y corrupto, también es una señal esperanzadora que podría traer oxígeno al pantano en que se convirtió el Organismo Legislativo, donde se ahogaban las demandas y proyectos de interés nacional y solo crecía maleza propia de terrenos fangosos.
Las alcaldías en su gran mayoría siguen siendo el último reducto de políticos corruptos y autoritarios, y fueron ellos en su mayoría los responsables de enturbiar el proceso electoral con la compra de votos, el acarreo de votantes de un municipio a otro, y actos intimidatorios y de coacción, por medio de los cuales logran obtener el voto que no consiguen vía la propuesta y el liderazgo ético.
Una democracia saludable debe recuperar el espacio de poder local pues constituye la base de la pirámide del ejercicio del poder en una sociedad. Ya se dieron los primeros pasos con la derrota de los candidatos que buscaban la reelección en Mixco y Xela, plazas ocupadas por la corrupción y el clientelismo y que, ahora en el caso de Xela, se abre las puertas a otro estilo de liderazgo.
El gigante ciudadano despertó y los partidos dinosaurios que se resistan al nuevo hábitat que trajo consigo esta explosión de ciudadanía, bien harían en contraer sus instintos voraces de corrupción y malacrianza, pues antes de que se den cuentan, ya no estarán presentes para fortunio de todos.