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Antiguo 25-Sep-2018, 20:44   #35
chronos
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Respuesta: El 15% que odia a la CICIG...

Posteado originalmente en este thread ... http://www.velocidadmaxima.com/forum...d.php?t=553468

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Iniciado por chronos
Me parecio interesante esta columna porque describe casi todo lo "malo" que representa la CICIG pero no menciona que los gobiernos han venido haciendo practicamente lo mismo desde "siempre" y con la agravante de que cuando alguien les estorbaba, simplemente lo desaparecian (asi fue como nuestro pais se quedo sin lideres en primer lugar); o sea que con CICIG o sin, vamos a estar igual los intereses de los de arriba, no son los mismos de los que estan abajo, tampoco es nada nuevo pero los intereses transitorios de quienes nos gobiernan han demostrado ser mucho mas nefastos precisamente porque tienen caducidad (y pretenden garantizar el futuro, no de Guatemala, sino el de sus descendientes)

Tambien habria que preguntarse, porque Guatemala es tan importante para los paises donantes; la columna habla de intereses socialistas, que signifca aduen~arse de nuestros recursos cuando pudieron habernos "comprado" por menos y con menos "consecuencias"

Es dificil de entender, tanto como que alquien que no queria ser "protagonista", hace todo lo posible por ser el centro de la atencion ...

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Iniciado por elPeriodico
¿De qué lado estamos…?

Es necesario estar claros de la esencia de a quién apoyamos y nos simpatiza, por las razones válidas que creamos importantes…

— Carlos A. Rodas Minondo

Es importante que todos los guatemaltecos como ciudadanos y habitantes, económicamente activos porque tenemos intereses comunes, reflexionemos y seamos responsables, antes de emitir juicios y opiniones en referencia a cualquier tema de interés común. Los medios de comunicación y en especial las redes sociales, hablan más información falsa por desconocimiento o sesgada a intereses particulares, que la realidad y la verdad. Al referirnos al acontecer nacional, a la guerra de poderes entre el Presidente de la República y la CICIG, es curioso observar el nivel de desconocimiento transmitido por la mayoría de personas que se atreven a opinar sobre el tema. Cuando no se tienen los elementos de juicio, no es posible emitir una opinión válida, y se cae en irresponsabilidad y falta de formalidad. Cuando vivimos dentro de una sociedad, somos responsables de nuestro comportamiento dentro de los límites basados en la ética y moral. En mi caso personal, aunque no soy un conocedor de fondo de la situación en referencia al caso de esta guerra de poderes, conocemos los puntos esenciales necesarios para saber qué es lo más conveniente para Guatemala, y todos los que vivimos en este país. Si nos vamos a la historia, es sabido por todos que en los poderes del Estado, la corrupción y malas prácticas ha ido ganando terreno a niveles inaceptables, hasta aseverar que se volvió la regla no la excepción. Esta situación empezaba a involucrar intereses de nuestro vecino del norte, que tiene total poder y dominio sobre nuestro país. Así, la decisión de nombrar una institución parte de la ONU, llamada CICIG, Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, era la solución para atacar el cáncer de la corrupción e impunidad. Por intereses de EE. UU. y como la forma más viable, se echó andar el proyecto. Lo que nadie se percató, es que tanto la ONU como sus filiales e instituciones relacionadas, tienen su propia agenda con una esencia de intereses extremo socialistas, para lo cual el plan llevaba una agenda oculta muy conveniente para los grupos de poder que siempre nos acechan por nuestro tan apetitoso mix socio económico y una historia de guerra de más de 36 años para evitar que entrara el comunismo. Cuando empezó a operar la CICIG y sus comisionados, con Carlos Castresana, empezó a ser evidente su vulnerabilidad a rendirse a poderes políticos e intereses partidistas. Hubo muchos casos en donde se pisotearon los derechos de las personas y el abuso de poder con prepotencia se volvió parte esencial de su gestión. Casos como Rosenberg, Musa y otros fueron manejados fuera de la verdad y la justicia. Así vino Francisco Dall’Anese y luego Iván Velásquez cumpliendo ya 11 años de una gestión que no ha generado resultados positivos, solo un costo de cientos de millones de US dólares y una destrucción del ambiente de inversión, de negocios y baja en la economía del país. Por supuesto que muchos queremos que se combata la corrupción e impunidad pero con acciones y una gestión basadas en la verdad y la justicia para todos. Sabemos que esto no es así con la CICIG, Iván Velásquez realizó la buena labor de identificar y atrapar a una estructura criminal y de mafia como la del Gobierno del PP y Otto Pérez Molina, sin embargo, su sesgo a intereses políticos y la selectividad en los casos y procesos, uso de testigos falsos y protegidos, destaparon sus fines verdaderos, que lejos de ser efectivos a la aplicación de la justicia, confirmaron su agenda oculta. Llegar al poder para aplicar un sistema que acabe con el sector productivo e iniciativa privada. Es importante que estemos claros que es imperativo combatir la corrupción y la impunidad, pero ¿por qué no han destapado, atacado y atrapado a las estructuras del crimen organizado, droga, extorsiones, secuestros, contrabando? Sabemos que en el Gobierno y el Estado se mueve una gran mafia y corrupción, y hay que atacarla, pero lo primero es sacar del camino a una institución que con abuso de poder e intereses políticos nocivos al desarrollo, libertad, soberanía e independencia, quiere llegar al poder… ¿De qué lado estamos…?
Otro punto de vista (mas radical ...)

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Iniciado por Plaza Publica
https://www.plazapublica.com.gt/content/la-indiscutible-injerencia-extranjera-de-la-cicig]La indiscutible injerencia extranjera de la Cicig[/url]

Autor: Napoleón Méndez Rivera

Es una verdad irrefutable y lamentable la injerencia extranjera de la Cicig en Guatemala, la presencia en nuestro país de un ente extranjero que vino a dictar normas de ética de Estado, a investigar las profundidades más escondidas de los poderes gubernativos e incluso a acusar a los más altos mandatarios del país. Es de lamentar, ya que demuestra nuestra incapacidad de resolver los graves problemas que nos asolan.

¿Quién desea que un extraño entre a su casa y la investigue? ¿Quién aceptaría en su casa a un extraño que le esté diciendo cómo manejar su dinero o su conducta?

Sin embargo, hay mucho que decir de esta injerencia extranjera en suelo patrio. Siguiendo la analogía de la casa, ¿qué pasaría si usted es el jefe de familia y frecuentemente llega ebrio y bajo efectos de drogas, además de que golpea frecuentemente a su cónyuge, agrede verbal y físicamente a sus hijos, hace escándalo en el vecindario y es abusivo e impertinente con sus vecinos? Usted ha llegado al extremo de golpear fuertemente a sus hijos, por lo que su cónyuge ha pedido ayuda a los vecinos, que a su vez han solicitado la intervención de la fuerza policial. Derivado de ello, usted ha perdido gran parte del mando de su casa y la potestad sobre su familia. Ahora es vigilado, está obligado a rendir cuentas ante la ley y su libertad es condicionada a su conducta.

Está claro entonces que, cuando el jefe de la casa es un desquiciado que falta a sus mínimas obligaciones y maltrata a sus prójimos y a su familia, alguien debe ponerle alto. Y es obvio que su independencia de acción y decisión se ha comprometido.

Como este jefe de casa maltratador, los últimos gobiernos han actuado en contra de aquel al que se deben: el pueblo, al cual han golpeado, maltratado y humillado.

Por décadas los gobernantes han abandonado sus mínimas obligaciones, y la consigna de mejorar las condiciones de salud, de educación y de seguridad simplemente ha dejado de ser una prioridad. Estos malos gobernantes se han dedicado a enriquecerse con el dinero del pueblo; a apropiarse de tierras, casas, edificios, vehículos; a darse lujos exorbitantes, y a despilfarrar los fondos del Estado a manera de saqueo. Las pruebas están a la vista de todos: los casos Lago de Amatitlán, La Línea, Construcción y Corrupción, Negociantes de la Salud. El resultado, también palpable: un caos en el sistema de salud que ha tocado fondo y que ha dejado muchas víctimas, un incremento de los índices de pobreza, un aumento alarmante de las tasas de desnutrición, un sistema educativo estatal por los suelos, inseguridad con tasas de homicidios que nos colocan entre los cinco países mas violentos de América y un sistema vial que, lejos de ser moderno, muestra la verdadera cara del país: nulo progreso.

No podemos solos. Necesitamos intervención. Esta intervención debe venir de afuera, aunque temporalmente perdamos la «soberanía».

La factura que hemos pagado como país ha salido muy cara, y estos años de retroceso se ven casi irreparables en el horizonte. Entonces, es indudable que la corrupción arraigada en el Estado como una tradición y forma de vida de los gobernantes ha repercutido en el grave retroceso económico y social que hoy vivimos.

La injerencia extranjera es a todas luces indispensable, sana y necesaria. Sin esta presencia se veía imposible llevar a investigación, juicio y condena a estos despreciables gobernantes dedicados a sangrar a nuestro país.

A nadie le gusta que le exploren el cuerpo, que lo desnuden, que lo vean detalladamente de pies a cabeza e incluso que lo vean por dentro en busca de males. Pero, si hay evidencia de que en su cuerpo se puede estar ocultando un peligroso y mortal cáncer, usted tendrá que dejar que lo desnuden, que lo vean con detalle, que lo exploren en lo más íntimo, con el objetivo de descubrir ese posible cáncer para eliminarlo antes de que haga siembras por todo el cuerpo y acabe matándolo.

Lectoras y lectores, lamentablemente Guatemala tiene cáncer y este ya avanzó, nos está matando, tiene ya siembras en todo el país. Este cáncer tiene nombre y se llama corrupción.

Toca aceptar esta verdad y tomar serias decisiones para eliminarlo si no queremos que él nos elimine como país. No podemos solos. Necesitamos intervención. Esta intervención debe venir de afuera, aunque temporalmente perdamos la soberanía. La comisión internacional contra la impunidad hará las veces de clínico y junto con el Ministerio Público y el Organismo Judicial deberá extirpar este cáncer, tal y como lo haría un grupo de cirujanos y oncólogos.

Me expreso como ciudadano sin tener profundos conocimientos sobre administración, macroeconomía o política. Lo hago como un habitante de Guatemala con derechos y obligaciones, como un médico de salud pública que ha visto morir compatriotas por la caótica situación del sistema de salud a consecuencia de esta arraigada corrupción. En ese marco conceptual, estoy absolutamente convencido de que una entidad como la Cicig debe existir en el país. La ONU debería enviarnos un tipo más contundente que el licenciado Iván. Considero que él es muy profesional y lleva paso a paso las acciones de investigación. El problema es que esto lleva mucho tiempo. Creo que necesitamos un personaje más fuerte, más temido, alguien a nivel de los gobernantes en crueldad, que no tenga respeto ni miramientos con los corruptos, que no respete reglas, que se enfrente con las mismas armas que el enemigo, con la misma malicia, de tú a tú. Ojalá que, si se satisfacen las desquiciadas intenciones de Jimmy Morales de expulsar al licenciado Iván, nos manden a un tipo sin escrúpulos, que use todas sus armas legales e ilegales para arrancar este cáncer que cada vez está más fuerte y casi nos gana la batalla.

Deseo con todas mis fuerzas que veamos la luz al final de este túnel oscuro en el que nos han metido los del dúo malévolo del presidente y el vicepresidente actuales, secundados por las fuerzas del mal de la novena avenida, y que, como en un cuento de hadas, al final el bien venza al mal. Quiero que los cuentos en los que una vez, de niño, creí (que siempre tenían un final feliz) se den en nuestra patria. Deseo una Guatemala mejor y que se cumplan las estrofas de nuestro himno: «No haya esclavos que laman el yugo / ni tiranos que escupan tu faz».

Estoy a favor de la injerencia extranjera de la Cicig hasta que los aparatos de investigación del Ministerio Público estén garantizados, protegidos y blindados
. Hasta que no existan jueces del pacto de corruptos dando desviadas sentencias. Hasta que en la novena avenida deje de respirarse la inmundicia que hoy se siente gracias a este grupo de lobos que ferozmente cierran filas para protegerse. Hasta que la manera de elegir a los gobernantes cambie y se dé una verdadera reforma electora, en la cual se prohíba el transfuguismo, la compra de voluntades y por supuesto la corrupción.

Creo que solo hasta que estos cambios se den podremos prescindir de la Cicig.
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Toda revolución pretende romper las cadenas de la esclavitud pero una vez rotas, ya están preparadas otras cadenas… Desde los tiempos de las cavernas nada ha cambiado y nada cambiará, porque siempre se impondrá el más artero, el más astuto y a menudo, el más corrupto. Y según la condición del pueblo, llevará el vestido de la dictadura o la democracia. Pero el hombre será siempre esclavo, aunque tenga la ilusión de ser libre… Un día resurgirá el hombre libre pero el pueblo lo será siempre.
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