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chronos
21-May-2015, 19:00
No solo hay que pensar en cambiar leyes, sistemas y dirigentes ...

Congreso: olvidado un ilusorio Código de Ética (http://lahora.gt/congreso-olvidado-un-ilusorio-codigo-de-etica/)

Eduardo Villatoro

En búsqueda de un documento imprescindible para realizar diligencias judiciales, encontré una carta que me envió en el ya lejano año de 2007 el entonces diputado Mario Fernando Flores Ortiz, quien fungía, además, de subjefe de la bancada del Partido de Avanzada Nacional, que en esa época ejercía influencia en el Congreso; pero aun así la iniciativa de ley que planteó el mencionado exlegislador, arquitecto de profesión, no prosperó, como lo presumía, derivado de los objetivos que perseguía el proyecto ambiciosamente denominado “Código de ética del parlamentario”.

En su misiva, el idealista Flores Ortiz me indicaba que había observado “algunos problemas derivados de la actuación de muchos parlamentarios, cuyo desempeño ha sido censurado por la ciudadanía, en especial por la falta de honestidad en el quehacer legislativo, así como la ineficiencia e ineficacia de su labor”, agregando que su iniciativa de ley era un reto para “todos aquellos diputados que queremos que el Congreso de la República sea un Organismo que mantenga los valores y principios de todo buen guatemalteco que desee la superación de la nación y de sus conciudadanos”.

Presumo que el otrora congresista ya podía atisbar lo que sobrevendría años más tarde, porque aunque en 2007 ya se registraban hechos bochornosos protagonizados por diputados de entonces; pero quizá el ponente del proyecto legislativo no se imaginó que años más tarde el Congreso se convertiría en un mercado en la compra venta de voluntades, en el chantaje al Organismo Ejecutivo, en el persistente transfuguismo de los parlamentarios, en fin, en que la porquería política encontraría en el seno de la Cámara su mejor depósito de desechos hasta llegar al desprestigio que ha alcanzado ante la vista y oídos de sus electores.

En la exposición de motivos del proyecto de ley he tomado al azar algunos párrafos que, a estas alturas, cuando uno los lee causan estupor. “El parlamentario debe ser en esencia ejemplo de rectitud, honestidad, lealtad, fidelidad, eficiencia y justicia –argumentaba Flores Ortiz con inusitado entusiasmo y optimismo–, debiendo tener claro que su función es la de servir y no la de servirse del cargo; debe entender que es depositario de la confianza pública y que su razón de ser electo y existir es, en primer lugar; y, en segundo lugar, la ciudadanía que a la postre paga con sus impuestos los emolumentos que percibe y que, por lo tanto, tiene pleno derecho de que se le sirva correcta y eficientemente”.

Supongo que el arquitecto Flores Ortiz debe estar cantándose de la risa o lo suficientemente amargado al enterarse de la conducta de los diputados de la actual legislatura, porque en su iniciativa proponía que “Los parlamentarios se pongan la coraza de la probidad y se armen con la rectitud, el honor, la lealtad, la prudencia, la responsabilidad, el respeto, el decoro, la rectitud y dignidad, mediante el firme apego a la Constitución”.

Asentaba que la moral casi siempre está contemplada dentro de los fundamentos de la estimativa jurídica, la cual pretende cumplir la filosofía del Derecho, y en ese orden el marco de la fundamentación son los hechos concretos y reales, que muchos de los diputados de su legislatura no eran capaces de cumplir, y su conducta implicaba falta de honestidad y la irresponsabilidad con que se dictaminaba sobre iniciativas de ley.

Añadía críticas a la lenidad de los congresistas al actuar como fiscalizadores del gasto público y a todas aquellas conductas inmorales y carentes de ética de algunos diputados que “se han visto involucrados en infinidad de hechos ilícitos” (sic)

Como que los parlamentarios actuales se convirtieron en discípulos sobresalientes a esos sus antecesores, pero los han superado con creces, agrego por mi parte.

(El irrespetuoso Romualdo Tishudo leyó en alguna parte esta frase: -Estamos en la era del café sin cafeína, leche sin lactosa y cigarros sin nicotina ¿cuándo tendremos Congreso sin imbéciles?).