lebiatan
13-Aug-2010, 10:11
PARA QUE SE LES PARE EL PELO
Pongan mucho cuidado:
Esto sucedió hace poco y aunque parece
arrancado de las páginas de cualquier historia de Alfred Hitchcock
Dicen que fue real.
El lugar: Carretera Puerto Barrios a Morales
Un hombre llamado Byron Chacòn, estaba parado a la orilla de la
carretera en medio de una oscura y tenebrosa noche pidiendo un aventón, a la
vez que estaba cayendo una tremenda tormenta.
Pasó un tiempo pero nadie paraba.
La tormenta era tan fuerte que apenas si se alcanzaba a ver a unos 3
metros de distancia.
De repente vio como un extraño carro se acercaba
lentamente y al final se detuvo.
El señor, sin dudarlo por lo precario de su situación, se subió al carro y
cerró la puerta.
Volteó y se dio cuenta con asombro y horror de que nadie
iba manejando el carro.
El miedo lo tenía petrificado.
El carro arrancó suavemente, muy, pero muy lentamente.
El tipo miró hacia la carretera y vio con terror que adelante había
una curva.
Asustado, sin atreverse a saltar, comenzó a rezar e
implorar por su salvación, al advertir su trágico destino.
El tipo no había terminado de salir de su espanto, cuando justo antes
de llegar a la curva, entró una mano tenebrosa por la ventana del
conductor y movió el volante lentamente pero con firmeza.
Byron se aferró con todas sus fuerzas al asiento, e inmóvil e impotente vio como
sucedía lo mismo en cada curva del tenebroso y horrible camino, mientras la
tormenta aumentaba su fuerza.
El tipo, sacando fuerzas de donde ya no quedaban, se lanzó del carro y
se fue corriendo hasta el cruce a Rio Dulce, que era el lugar habitado
más cercano.
Deambulando, todo empapado, se dirigió a una cantina
que se percibía a lo lejos.
Entró a ella y pidió dos "tragos" dobles y temblando aún, les empezó a
contar a todos la horrible experiencia que acababa de presenciar.
Se hizo un silencio absoluto ante el asombro de todos los presentes.
El miedo y el terror asomaron por todos los rincones del lugar.
Como a la media hora llegaron dos negros todos mojados y uno le dijo al
otro, en tono molesto:
Mira primo, allá esta el hijueputa que se subió al carro cuando lo veníamos empujando"...
Pongan mucho cuidado:
Esto sucedió hace poco y aunque parece
arrancado de las páginas de cualquier historia de Alfred Hitchcock
Dicen que fue real.
El lugar: Carretera Puerto Barrios a Morales
Un hombre llamado Byron Chacòn, estaba parado a la orilla de la
carretera en medio de una oscura y tenebrosa noche pidiendo un aventón, a la
vez que estaba cayendo una tremenda tormenta.
Pasó un tiempo pero nadie paraba.
La tormenta era tan fuerte que apenas si se alcanzaba a ver a unos 3
metros de distancia.
De repente vio como un extraño carro se acercaba
lentamente y al final se detuvo.
El señor, sin dudarlo por lo precario de su situación, se subió al carro y
cerró la puerta.
Volteó y se dio cuenta con asombro y horror de que nadie
iba manejando el carro.
El miedo lo tenía petrificado.
El carro arrancó suavemente, muy, pero muy lentamente.
El tipo miró hacia la carretera y vio con terror que adelante había
una curva.
Asustado, sin atreverse a saltar, comenzó a rezar e
implorar por su salvación, al advertir su trágico destino.
El tipo no había terminado de salir de su espanto, cuando justo antes
de llegar a la curva, entró una mano tenebrosa por la ventana del
conductor y movió el volante lentamente pero con firmeza.
Byron se aferró con todas sus fuerzas al asiento, e inmóvil e impotente vio como
sucedía lo mismo en cada curva del tenebroso y horrible camino, mientras la
tormenta aumentaba su fuerza.
El tipo, sacando fuerzas de donde ya no quedaban, se lanzó del carro y
se fue corriendo hasta el cruce a Rio Dulce, que era el lugar habitado
más cercano.
Deambulando, todo empapado, se dirigió a una cantina
que se percibía a lo lejos.
Entró a ella y pidió dos "tragos" dobles y temblando aún, les empezó a
contar a todos la horrible experiencia que acababa de presenciar.
Se hizo un silencio absoluto ante el asombro de todos los presentes.
El miedo y el terror asomaron por todos los rincones del lugar.
Como a la media hora llegaron dos negros todos mojados y uno le dijo al
otro, en tono molesto:
Mira primo, allá esta el hijueputa que se subió al carro cuando lo veníamos empujando"...