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Antiguo 27-Aug-2009, 10:16   #1
maligno
Iconoclasta Confeso
 
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El Pensamiento
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De aduladores, instigadores, hipócritas y otras pestes sociales

Saludos, velmaxianos.

Ensimismado en una de mis tantas cavilaciones existenciales (asdfñlkjasdfñl...), me preguntaba con qué frecuencia somos testigos de uno de los espectáculos más tristes que un individuo libre puede presenciar: un lamebotas dando una soberana besada de trasero.

Les cuento mi historia:

Trabajé durante poco menos de seis años en una empresa de reparación y mantenimiento de fotocopiadoras, en la zona dos. Además del de ventas y el administrativo, había, naturalmente, un departamento técnico, cuyo gerente era el hermano del dueño. El tipo caía en los huevos, y era un individuo sumamente odioso. El mismo propietario, aun siendo su familiar, lo había mandado a la mierda años atrás, en vista de su carácter insoportable y temperamento neurótico: en exceso desconfiado y emocionalmente inestable, por lo que tendía a perder el control de sí mismo con frecuencia. Toda una pesadilla.

Monchito trabajaba en el departamento administrativo, y cometió la enorme cagada de pedir su traslado para el técnico (misma por la que meses después renunciaría), según él dizque para que aquella jungla de mandriles comenzara a comportarse como gente, y a ordenar un poco las cosas, que estaban todas patas p'arrriba. Para no alargar la historia, la mitad de los técnicos pasaban todo el pinche día quejándose de las restricciones y controles impuestos por aquel poco agraciado personaje, pero cuando lo tenían enfrente y medio entablaban conversación con él, le daban una soberana chupada de escroto que opacaría a las del mayor besaculos que hay en Velmax. Créanlo o no.

El departamento de ventas era otra cosa denigrante: aunque el gerente del área era mucho más 'gente' que el otro neurópata, no pasaba un día sin recibir su respectiva dosis de estampados de labios en el trasero, con tal de mantenerlo contento. Y yo me pregunto ¿por qué no simplemente hacerlo a través de nuestro trabajo, de nuestra actitud? ¿Por qué no vemos a las personas de frente, a la altura del hombro, y socializamos como individuos, y no como serpientes, a la altura de los testículos?

Así las cosas, me emputaba ver cómo la mara no podía simplemente actuar de forma normal, y obedecer con serenidad las instrucciones de un superior. No: los cerotes tenían qué sobijear el perineo del gerente, y casi hacerle una felación todas las mañanas para 'echárselo a la bolsa', e incluso buscar perjudicar a otro, escupiendo veneno al mismo tiempo en que tragaban esperma. Esa, entre otras tantas escenas, me hizo evaluar desde muy chavo el nivel de oportunismo y falsedad en las personas, que detrás de vos hablan pestes hasta que les hiede el hocico, pero cuando te tienen enfrente te tratan de 'papaíto' para arriba, con tal de sacar algún provecho.

Acostumbrado a la ética, el trato uniforme con independencia de la posición, hacer notar las fallas sin rodeos, decir las cosas con serenidad y sin el menor atisbo de servilismo, y al criticar con agudeza, mordacidad y cierto nivel de sarcasmo todo aquel ridículo espectáculo, pronto comenzaron los roces entre el gerente y yo, puesto que 'el jefe' ya estaba acostumbrado a que sus colaboradores demudaran el rostro cada vez que lo enfrentaban, temerosos, o que se abalanzaran directamente sobre su entrepierna, para conseguir alguna prerrogativa o simplemente evitar una puteada. Finalmente, decidí no seguir presenciando aquella indignante escena todos los días: presenté mi dimisión. Por demás acertada, cabe mencionar.

Una cosa es intentar caer bien y ser en alguna medida condesdencientes, para ganarse el favor de alguna persona y procurar una socialización eficiente. Pero... ¿chupar testículo cada vez que queremos obtener algo? No, señores; así no es la vaina. Y lamentablemente es una peste que invade cada rincón de nuestros trabajos, colegios, universidades... y tiene tentáculos en prácticamente casi todas las esferas y círculos de nuestra vida cotidiana. A veces más, a veces menos.

Juzgar a otro hombre es abominable, pero más lo son sus prácticas adulatorias cuando se convieren en un cáncer que beneficia a unos pocos y perjudican al resto. ¿No los emputan los besaculos, velmaxianos?

Opine, pueh. Cuenten sus anécdotas... o sus escenarios actuales.

Que la paz sea con vosotros.

P. D: resumí la historia pa' que no quedara tan larga, puesto que si relatara todo lo indignante que observé allí adentro acabaría escribiendo un thread interminable.
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«De todos los conocimientos humanos, el que me parece más útil y menos adelantado es el del hombre».
Jean-Jeacques Rousseau,
Discurso Sobre el Origen y los Fundamentos de la Desigualdad (1752).



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