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Antiguo 30-Apr-2020, 19:47   #182
chronos
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Respuesta: Coronavirus: Giammattei declara estado de Calamidad

Es un sin sentido ocultar datos en esta situacion porque en cualquier momento pueden "explotar" en nuestras caras

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Iniciado por nomada
El “error político” de ocultar los datos y las lecciones que GT debería aprender. Entrevista con Ricardo Baeza-Yates, científico de datos de Sillicon Valley

El gobierno de Guatemala comparte sólo cinco datos con información relacionada con el COVID-19. Su apertura es similar a la de Bolivia, Venezuela o Nicaragua. Hablamos con Ricardo Baeza-Yates, científico de datos de Northeastern University, sobre la utilidad de los datos abiertos y las formas en que otros países los han utilizado para controlar la pandemia.

POR FRANCELIA SOLANO

El 15 abril, un mes después de la llegada del coronavirus al país, el Gobierno de Guatemala decidió dejar de compartir la información sobre los nuevos casos de coronavirus.

Actualmente no sabe con exactitud la evolución de la enfermedad, ni la población que está siendo más afectada.

Desde el caso 50 no se sabe cómo la gente se está contagiando: si son casos importados, de transmisión local o comunitarios. No sabemos si las cifras de personas contagiadas en territorio guatemalteco supera la cantidad de casos traídos de otros países. Tampoco sabemos qué municipios son los que presentan más casos. Un dato importante ahora que se levantó la restricción de circulación interdepartamental.

Las cifras de El Salvador muestran que Guatemala es el país que más ha llevado casos al territorio vecino y ese dato fue tan importante que incluso causó declaraciones cruzadas entre los presidentes de ambos países, Nayib Bukele y Alejandro Giammattei.

Nómada entrevistó al chileno Ricardo Baeza-Yates, un científico de datos que resalta la importancia de estos en la vida cotidiana para tomar decisiones personales. Baeza-Yates tiene 30 años de experiencia con datos, 10 de ellos en Yahoo! Labs.

Actualmente trabaja como director tecnológico de NTENT, una empresa de búsqueda semántica en el sur de California. Es catedrático y director de programas de posgrado en ciencias de datos de la Northeastern University en el campus de Silicon Valley. Además es investigador a tiempo parcial en California y Chile.

Baeza-Yates ha hecho análisis de los datos que proveen diferentes países en el mundo. Actualmente, durante la cuarentena, se ha dedicado a analizar la situación del coronavirus en Chile y lo comparte en Twitter (@polarbearby).

¿Por qué son importantes los datos abiertos?

Primero los datos abiertos son importantes por motivos de transparencia del Gobierno y también porque si otra gente puede ayudar al gobierno a analizar los datos, a hacer estudios epidemiológicos o estudios de qué tan bien se está actuando, eso siempre es útil. En situaciones de emergencia entre más gente puede cooperar es mejor. Yo creo que es una cosa de transparencia y de poder aprovechar la experiencia de otras personas para entender mejor la situación.

Eso significa que entre más transparente y entre más medidas hay, la población puede tomar más conciencia sobre el riesgo que hay. Es importante también porque en muchos países están usando los datos de una forma política. Unos dicen “lo estamos haciendo bien”, para ganar votos; y otros dicen “lo están haciendo mal”, para ganar votos también.

No se si pasa en Guatemala, pero en Chile, no les dan información a los alcaldes de los municipios cuando estos necesitan los datos para tomar medidas locales. Parece que también se toma en cuenta el color político del alcalde. Si el alcalde es del partido de gobierno, le mandamos la información y si el alcalde no es del partido del gobierno, no le mandamos la información. Algo similar ha pasado en Florida con las ayudas federales, la mayoría de las subvenciones ha ido a condados republicanos.

Ese tipo de cosas no se pueden hacer, no es ético. La información tiene que ir a todo mundo. Una pandemia no tiene color político.

¿Por que los datos por municipios son importantes?

Es peligroso que la gente no sepa dónde hay brotes de contagio. Las personas no pueden saber si en Chichicastenango o en Panajachel hay casos y eso es malo porque si la gente sabe que hay un brote en su localidad puede hacer cuarentena voluntaria, no tiene porque ser cuarentena obligatoria. La educación cívica debiera empezar por casa, no por el gobierno.

Los datos en medio de la pandemia son como banderas en la playa. Se colocan como una señal que indica si es peligroso bañarse o no, con el coronavirus es lo mismo. No quiero afectar a nadie, solo quiero saber si aquí estoy corriendo mayor riesgo o no. Por ejemplo, como en una playa, usamos tres banderas: verde esta bien, amarillo de alerta y rojo es peligroso.

Si se tuvieran buenos datos se podrían ir cambiando los números a cada hora, para que te muestre si aquí hay una mayor probabilidad de contagio. Esto permite que los casos nuevos bajen y que menos gente muera.

Por ello es necesario que cada persona, empresa o institución puedan saber mejor la situación cercana. Si uno tiene muchos datos puede comenzar a proporcionar información, como “Este lugar es un alto foco de contagio” y la gente evita ese lugar.

Esto es como decir: miren aquí hay un peligro, no vayan aquí.

¿Cómo evitar que la información estadística vulnere la identidad de los pacientes?

Creo que todos los municipios de Guatemala tienen más de 10 mil habitantes, por ejemplo. Pero si hay un municipio con menos población, ahí no se pueden liberar los datos porque es muy pequeño.

El criterio puede ser que en cualquier municipio donde hay menos de 10 casos se de la información por departamento, pero cuando sean 11 o más se liberen los datos municipales. Esta idea en computación se llama “k-anonimity” o anonimizar en un grupo de “k” personas: “si tu estás escondido a un grupo suficientemente grande, ya no puedes identificar a la persona”.

¿Qué países tienen buenos datos?

En América no he visto muchos para tener modelos de referencia. Si tengo que decir uno, sería Canadá porque es un país muy transparente. Pero, por ejemplo, en Colombia hay un sistema donde puedes ir a cada municipio, das clic ahí y te dice todo lo de ese municipio..

Es decir que todos podemos saber qué pasa en el lugar donde vivimos. México también tiene un muy buen sistema.

Creo que más que los datos, un buen ejemplo podría ser cuán grande es la vara de medida que usamos y el número de tests que se hace. Los que hacen más tests saben mejor la situación. Se que en Guatemala se han hecho 400 test por cada millón de personas, que es muy bajo. Y claro, Guatemala está recién partiendo pero tiene que aprender de todo lo que ha pasado en otros países. En Canadá se hacen 19 mil tests por millón y en Chile 8 mil por millón, 20 veces más que en Guatemala.

El 11 de abril habían 3 muertos y ayer (29 de abril) habían 15, así que en tres semanas se quintuplicó. Ya están entrando en la parte exponencial donde los casos van a comenzar a subir muy rápido. Hay que tomar acciones ahora, porque después es más difícil de detener la pandemia.

Se puede tomar de referencia a Nueva Zelanda en políticas públicas. Allí se cerró el país antes de que muriera la primera persona. Comenzaron la cuarentena estricta y ya controlaron muchísimo la epidemia y eso que el contagio empezó más tarde que en Guatemala.

En ese país solamente hay 19 personas fallecidas y tienen tres veces más casos que Guatemala. Además han hecho muchas pruebas. Ellos en vez de 400 test por millón tienen casi 26 mil por millón. Eso es como 60 veces más que Guatemala, muchísimo. Y Guatemala es un país con pocas entradas internacionales y un solo aeropuerto internacional, así que no es tan distinto a un grupo de islas.

El gobierno tiene la política de realizar pruebas solamente a personas con síntomas. ¿Es suficiente para controlar la situación?

Los casos asintomáticos representan entre el 40% o el 50% de los contagiados. Esos son los más peligrosos. De hecho al que viera con síntomas, no les haría la prueba, es claro que ya lo tienen. Yo se lo haría a una persona sin síntomas pero bajo sospecha de que pudo haber adquirido el virus. Esos son los casos más peligrosos porque las personas justamente tienen la duda: Quiero saber si estoy enfermo, porque si estoy enfermo hago la cuarentena.

En este momento lo más importante es hacerles test a las personas que se sienten bien y que no tienen síntomas. Ese es el test más importante en todo el mundo.

En Guatemala, según el Ministerio de Salud, solamente dos personas tienen los datos a nivel nacional: el presidente y el ministro de salud ¿Qué piensa de esto?

Yo creo que es un error político. Si alguien hace eso la tendencia natural es pensar que algo se está ocultando y si alguien quiere esconder los datos, es porque algo está mal. Si la información fuera correcta y es lo que es, no veo por qué hay que ocultarla. Además, por ser un país democrático, estos datos tendrían que ser públicos.
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Iniciado por nomada
La calamidad en que vivíamos, la lentitud de la ayuda y la necesidad de una renta básica universal. Una entrevista con Ricardo Barrientos

Desde que la crisis por la pandemia del nuevo Coronavirus tocó el territorio guatemalteco, el anhelo de muchos es esperar el momento en que “todo vuelva a ser como antes”. Para Ricardo Barrios, economista del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI), la diferencia de la crisis actual con “la normalidad” de tantos, es mínima.

POR KIMBERLY LÓPEZ

Resulta que nuestra normalidad ya era mala, la verdad es que Guatemala, sin Covid-19, ya estaba en calamidad”, dice Barrientos. En esta conversación explica los aciertos y desaciertos del gobierno, las propuestas técnicas que pueden rescatar al país de la crisis y la gravedad del escenario que el país enfrenta con un sistema de salud excluyente y con gran parte de la economía dependiendo del día a día.

En una propuesta elaborada por ICEFI aseguran que en países centroamericanos, como Guatemala, el gasto público es menor al 50% del gasto nacional en salud. ¿Qué significa esto, en medio de la crisis de salud que vive el país?

Que lamentablemente es un sistema de salud que no alcanza a toda la población y que está casi privatizado. En Guatemala, que es un caso grave y agudo, el gasto de salud es el más bajo de la región. Si alguien se enferma y necesita medicamento, lo tiene que pagar de su bolsillo. Es un servicio de salud pagado. Eso quiere decir que la salud deja de ser un derecho fundamental cuya garantía es una obligación constitucional del Estado y pasa a ser una mercancía. Si es un derecho, no tengo por qué pagar para que se respete pero, en Guatemala, solo el que tiene dinero tiene derecho a la salud.

Ahí es donde vienen datos horribles. La red de centros y puestos de salud actual es adecuada para atender a la población que Guatemala tenía al inicio de 1950. Es decir que corresponde a la población que el país tenía hace 70 años. Ahora estamos en crisis de salud y nos preocupamos por “volver a la normalidad” pero nuestra normalidad ya era muy mala. Guatemala, sin Covid-19, ya estaba en calamidad.

A mi me da pavor que ahora que ahora que ofrecen abrir la economía se nos venga una segunda ola de contagios y allí, el sistema de salud no aguanta. Si países como España e Italia colapsaron, lo que pasaría en Guatemala se parecería a Ecuador.

La propuesta de ICEFI al inicio de la crisis, fue buscar soluciones bajo un enfoque de garantía de derechos humanos. Incluso desde el enfoque económico, ¿la recomendación es priorizar la salud antes que los comercios y la actividad empresarial?

No solo es una propuesta, es una demanda, es una exigencia. En Guatemala, en ningún grupo social humano, debería discutirse si se respeta un derecho fundamental pero acá, lamentablemente, tenemos que discutirlo.

Hay gente que está más preocupada por sus ganancias y privilegios que por la salud. Ahora bien, también hay que reconocer que la crisis económica es tan profunda que incluso amenaza la subsistencia de personas. Es gente que si no sale a vender, no puede poner un plato de comida en la mesa familiar. Nosotros reconocemos que, aunque hay discursos egoístas e inhumanos, la crisis económica también puede poner en peligro la subsistencia de las personas en situación de precariedad. De ahí este clamor que se escucha mucho: “A mi no me va matar el Covid-19, sino el hambre”.

Lo económico tiene relación con derechos fundamentales y esto es lo que desnudó la pandemia. Nos expone tal como somos, nos muestra que teníamos un sistema que ya era cruel y no garantizaba la subsistencia de la mayoría. Es un sistema de privilegios e injusto.

Pareciera haber un dilema entre proteger vidas y cuidar la economía. Entonces, ¿cómo es posible evitar el colapso de ambos?

Es un problema complejo. En primer lugar, no sé si tiene solución. Al no haber actividad económica el sector privado no puede llevar platos a la mesa. Algunas empresas lo intentaron, hay que decirlo, pero hacer donativos en esta crisis se queda en lo pequeño.

El problema es que la gran mayoría del sector privado está en una situación de precariedad porque la formalidad económica en el país apenas es del 30%. Aquí le corresponde al Estado buscar las soluciones, aquí es donde hablamos de hacer pruebas y conseguir mascarillas pero también pensar en una transformación estructural de la economía porque parece un problema sin solución.

La pandemia nos está enseñando que con el sistema económico, tributario y de salud que teníamos, esta sociedad no es viable. Incluso, si nos volvemos comerciantes desalmados, esta pandemia nos enseña que también es un sistema muy malo para el negocio porque ni siquiera se puede vender.

Por eso la propuesta es revisar el pacto fiscal, la agenda de Objetivos de Desarrollo Sostenible, porque no es viable mantener la Guatemala que traíamos. Es tan deficiente nuestro sistema que los migrantes, que han sostenido la economía, ahora son los rechazados. Hasta enero de este año, todavía las remesas eran más importantes que las exportaciones y son la expresión más espantosa de un sistema social excluyente.

Con las medidas que se han tomado, ¿se están garantizando los derechos humanos?

Creo que podrían priorizarse ambas. La economía es más que las corporaciones, incluso, la mayoría de la economía está en la calle. Fue un gran acierto imponer medidas de aislamiento social desde temprano pero ahí no termina la historia.

Ya han transcurrido dos semanas desde que el Congreso empezó a aprobar ampliaciones para atender la crisis, incluyendo una ampliación medio espuria de Q5 mil millones. Sin embargo, al día de hoy, ni siquiera se han hecho los traslados de dinero. El Congreso aprobó las ampliaciones pero aún no han sido cargadas en el sistema. Si no lo han cargado, menos lo van a empezar a ejecutar.

Una de sus propuestas es la prórroga del pago de servicios básicos. El Congreso aprobó un decreto al respecto pero el Ejecutivo no lo ha sancionado. Incluso, existe la posibilidad de que lo vete.

Sería un gravísimo error del Presidente. Lo que entiendo es que hay unas discusiones por la forma en que está redactado el decreto 15-2020. Hay errores técnicos pero eso no es todo el decreto. Yo recomendaría hacer un acuerdo político. Que la sancione y se reúna con las bancadas y si hay que corregir algo, que se haga. Pero que se mueva rápido, no tiene que perder tiempo.

En cuanto a temas fiscales, proponen que por ningún motivo se admita una amnistía e incluso piden elevar la recaudación.

El gran problema es que si no pagamos impuestos, quebramos al gobierno, que es el único que puede sacar adelante la crisis. Por supuesto, aquellos contribuyentes que tienen serios problemas para pagar impuestos podrían recibir programas pero de eso a suprimir el Impuesto de Solidaridad o no pagar la circulación de vehículos, hay una brecha. Quien tiene una camioneta blindada, de millones, puede pagar el impuesto de circulación. Sin embargo podemos discutir las medidas cuando hay personas que se movilizan en motocicletas.

Podemos hablar de prórrogas pero el punto es que no es momento de privilegios fiscales. Pedimos una política fiscal que no quiebre al gobierno y que sea flexible ante quienes no tengan las posibilidades de pagar. Una política fiscal que sepa leer la crisis; y la SAT debería saber quien tiene y quien no tiene capacidad de pago.

Si esta crisis se extiende por dos o tres meses más, ¿cuál es el escenario para el país?

Uno de los escenarios más duros contempla el cierre de la economía por un mes más. Pero si esto se extiende a tres meses, tendremos una recesión, aumento de pobreza y pobreza extrema, aumento de desnutrición crónica infantil, riesgo de pérdida de gobernabilidad, y aumento de la violencia y el desempleo.

El gobierno le está apostando a la ejecución de 10 programas para asistir a poblaciones vulnerables.

El Fondo de Protección del Empleo y el Bono al Comercio Popular son dos de las propuestas enfocadas a empresas y personas del sector informal. ¿Consideran que son medidas suficientes?

Creo que son correctas pero van tarde. Si no las ejecutan, no van a ser efectivas. Y las tienen que ejecutar rápido. Si las ejecutan en septiembre, ¿ya para qué? Esos programas no deberían ejecutarse más allá de mayo y ya estamos terminando abril. Tengamos claro que la economía no son los balances para las grandes corporaciones, la economía está en la calle también, la economía es ese problema de si hay o no hay dinero para cenar hoy.

También existe el temor de que estos programas no lleguen a todos los que necesitan ayuda.

Lo ideal sería un programa universal, tal vez no debieron ser Q1,000 de bono pero con Q500 que hubieran llegado a todos los miembros del sector informal, se hubiera dado una gran ayuda.

También es un error exigir requisitos como DPI o ver si están registrados en la Municipalidad porque todos esos requisitos lo vuelven un programa excluyente. Mientras más universales sean las medidas, más efectivas.

¿Podría una propuesta de Renta Básica Universal aplicarse en este contexto?

Cada vez más son los países que la están implementando. En esta situación, no podemos ponernos a ver quién tiene y quién no. Si hacemos eso, nos llega junio sin tomar medidas. Una renta universal resuelve ese problema. Yo sí creo que en momentos como el actual, una renta básica universal funcionaria muy bien.

El Bono Familiar es un intento parecido. El bono es temporal pero podría perpetuarse porque son medidas para erradicar la pobreza y pobreza extrema en sociedades como Guatemala. Con ese dinero, nadie se va a hacer millonario pero si lo reciben familias en pobreza extrema, puede evitar la muerte de un niño.
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Toda revolución pretende romper las cadenas de la esclavitud pero una vez rotas, ya están preparadas otras cadenas… Desde los tiempos de las cavernas nada ha cambiado y nada cambiará, porque siempre se impondrá el más artero, el más astuto y a menudo, el más corrupto. Y según la condición del pueblo, llevará el vestido de la dictadura o la democracia. Pero el hombre será siempre esclavo, aunque tenga la ilusión de ser libre… Un día resurgirá el hombre libre pero el pueblo lo será siempre.

Última edición por chronos; 30-Apr-2020 a las 20:05
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